colección de arte aplicada

Bastante diversificada, la colección de Artes Aplicadas incluye tapetes, mobiliario, platería, objetos decorativos de cerámica, porcelana y metales. El acervo, de gusto esencialmente europeo, cuenta con algunas piezas brasileñas. El conjunto es la principal característica de la Fundación Eva Klabin: una casa-museo con el reflejo del gusto personal de su creadora.

El bellísimo conjunto de tapetes, distribuidos por los diversos ambientes, incluye ejemplares con motivos geométricos, naturalistas y pictóricos; algunos admirables por sus dimensiones y colorido. La mayoría data del siglo 19 y principios del  siglo 20. Son clasificados por las regiones de origen, como, por ejemplo, los tapetes de Persia: Feraghan, Kirman, Meshed, Mir-Serabend, Senneh, Tabriz y Teherán; los de Turquía: Hereke, Mudjur, Smyrna y los de Turquestán,  Afganistán: Afghan, Beluch, Beshir, Bokhara, Tekke y Yomud.

Un importante tapiz flamenco, Feuilles de Chou, del siglo 16 y paramentos religiosos italianos de los siglos 17 y 18  también componen la colección de textiles.

La casa y su decoración fueron cuidadosamente planeadas para recibir el mobiliario que tienen algunas piezas fijas, como la bella moldura de chimenea entallada venida de Austria, en el hall principal; las puertas de sacristía y los grandes muebles del periodo gótico tardío francés, que forman un conjunto coherente en la sala del comedor. En la Sala Renacimiento, el impresionante retablo renacentista se destaca en el fondo y las piezas menores se esparcen por todo el salón, creando una atmósfera única de refinamiento y buen gusto, con arcas finalmente entalladas, mesas, sillas, stipo (pequeños armarios italianos con portezuelas y múltiples cajones), credenza (grandes armarios con puertas y cajones en la parte superior), bancos y el faldistorio que se dobla de bronce que, en el siglo 18, era el asiento usado por obispos y reyes.

Despiertan curiosidad dos papeleras, una francesa y otra inglesa, ambas del siglo 18, la última en estilo Chipendalle, decoradas con motivos orientales, las llamadas modas chinas, muy de moda entonces en Europa. Artistas y artesanos portugueses trajeron para Brasil esta decoración, que, aún hoy, se siente presente en algunas iglesias del siglo 18.

La colección de platería, de excepcional calidad, es formada por piezas procedentes en su gran mayoría de Inglaterra, del periodo georgiano al victoriano, al lado de cálices y jarros de importantes plateros franceses y alemanes. En el comedor, en la gran boiserie transformada en vitrina, pueden ser encontrados trabajos de reputados plateros como las bandejas de Charles Kandler y los tankards de Richard Green. Los candeleros de William Caldecott y Ebenezer Coker adornan la mesa, que casi siempre está puesta con el servicio de porcelana blanca de Limoges, la cubertería inglesa de plata dorada y los cristales Baccarat. Hay también vasos rusos de cristal y de plata para el vino y pequeñas piezas portuguesas.

De Italia, de mayólica policromada, el bello jarrón de Urbino, importante manufactura de los siglos 16 y 18, y el grupo escultórico mitológico de porcelana blanca Capo di Monte son objetos raros en colecciones brasileñas. La relevancia de las porcelanas se encuentra en un conjunto de fuentes, platos y cuenco de la Cia. de las Indias con el motivo “hoja de tabaco”, pero aún hay ejemplares de las familias rosa y verde, porcelanas del siglo 18, hechas por encargo y al gusto de los europeos, que los chineses exportaban en los navíos de la Cia. de las Indias Occidentales.

El acervo de objetos brasileños está constituido de linternas de procesión de plata bahiana, del siglo 18; grandes candeleros para antorchas del siglo 19, también de Bahía; sillas pernambucanas de jacarandá y mimbre estilo Beranger; y de una cómoda miniatura de jacarandá, reminiscencia del siglo 19.

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